sábado, 28 de marzo de 2015

Virus de la leucemia felina – VLFe


El virus de la leucemia felina (VLFe, FeLV en inglés) es un retrovirus que infecta a los gatos. El VLFe se transmite entre los gatos infectados a través de la saliva o las secreciones nasales. Si no es derrotado por el sistema inmune del animal, el virus puede llegar a ser mortal. Este virus causa un tipo de cáncer de las células sanguíneas, los linfocitos, es decir una leucemia. La leucemia es un cáncer de los leucocitos, las células encargadas de proteger al organismo frente a las infecciones. Por ser este uno de los síntomas que puede producir el retrovirus más extendido entre la población felina. Este virus constituye un grave riesgo para los gatos domésticos, ya que además de contagioso, es responsable de un amplio abanico de enfermedades mortales, tanto cancerosas como no cancerosas. Su prevalencia depende de factores como el tipo de hábitat o forma de vida (gato casero o con acceso al exterior), etc. Existe variabilidad entre los países y afecta a todo tipo de felinos. No hay predilección sexual siendo el rango de edad de presencia del virus más habitual del año a los 5 años. No existe riesgo de contagio a humanos u otros animales.



¿Qué es el VLFe?

El virus de la leucemia felina es un retrovirus, es decir, un virus que guarda su información genética como ARN. Cuando invade una célula, realiza una copia de esta información en forma de ADN, que penetra en el núcleo de la célula invadida y se integra con su material genético. El virus pasa así a perpetuarse en el organismo infectado. Existen otros retrovirus que también causan graves enfermedades en el gato, como el virus de la inmunodeficiencia felina (VIF), muy similar al virus de la inmunodeficiencia adquirida humana (SIDA). El virus de la leucemia felina fue aislado por primera vez en los años 60, y afecta en todo el mundo tanto a gatos domésticos como a felinos salvajes. En Europa, la prevalencia del virus en gatos sanos se estima entre un 1 y un 5%, mientras que en gatos enfermos aumenta a un 13-18%. No obstante, hay una gran variabilidad según los países y otros factores como el hábitat urbano o rural, o el tipo de vida (callejera o doméstica) que lleve el gato. Las presencia del virus va desde el 18% de gatos sanos en Italia al 0,7% en Suiza, cifras que aumentan significativamente en el caso de gatos callejeros urbanos. Es el retrovirus subfamilia de los oncovirus más extendido entre la población felina.  Sensible a todos los desinfectantes, con rápida inactivación fuera de su hospedador lo que en cierto modo, dificulta el contagio y facilita su control.

Signos y síntomas

Los signos y síntomas de la infección del virus de la leucemia felina son bastante variados e incluyen pérdida de apetito, deficiencias en el pelaje, infecciones de la piel, la vejiga y el tracto respiratorio, enfermedades bucodentales, convulsiones, linfadenopatía (inflamación de los ganglios linfáticos), lesiones en la piel, fatiga, fiebre, pérdida de peso, estomatitis, gingivitis, dejar de usar la caja de arena, pancitopenia, aseo pobre, enfermedades bacterianas y virales recurrentes, anemia, diarrea, e ictericia.

Diagnóstico

El test más utilizado es el Elisa para la detección de anticuerpos, es conveniente repetirlo pasados de entre 2 a 3 meses para comprobar si el animal se ha inmunizado contra el virus expulsándolo también de su cuerpo o si por el contrario, se ha hecho portador del virus. Existen otras pruebas veterinarias aún más seguras y fiables para confirmar la presencia o no del virus de la leucemia felina como la IFA o la PCR. Ambas sirven para confirmar tanto los resultados positivos como para detectar falsos negativos. El test debe realizarse por tanto a todos los gatos susceptibles de haber estado expuestos al virus, especialmente aquellos de origen desconocido (recogidos de la calle o de una protectora, comprados en una tienda, nacidos de gatas “de exterior”...). Es importante confirmar tanto los positivos, repitiendo el test al cabo de varias semanas o con otro método diferente, como los negativos en el caso de gatos que presenten sintomatología que pueda estar relacionada con el virus de la leucemia felina. 
  • ELISA (prueba de inmunoabsorción enzimática). Es el test que se utiliza habitualmente en las clínicas veterinarias. Se realiza en una muestra de sangre del gato (no hay suficiente fiabilidad en muestras de saliva o lágrimas). Este test detecta la presencia de antígeno en la sangre, y puede identificar estadios iniciales de la infección, cuando el gato todavía es capaz de eliminar el virus. Por lo tanto, como no da indicación de si se trata de una viremia transitoria o permanente, un positivo en ELISA deberá confirmarse al cabo de varias semanas.
  • IFA(inmunofluorescencia directa). Analiza la presencia de antígeno en las células infectadas (linfocitos y plaquetas). Detecta la presencia del virus cuando la infección es ya irreversible, por lo que suele utilizarse para confirmar positivos en ELISA, y no es eficaz para identificar los primeros estadios de la infección.
  • PCR (reacción en cadena de la polimerasa). Detecta de modo directo el ADN del virus integrado en las células invadidas, en muestras de sangre, médula ósea y otros tejidos. Es una técnica de gran utilidad para detectar infecciones latentes, que pasan desapercibidas con los otros dos métodos. Como contrapartida, es más complejo de llevar a cabo y no se encuentra disponible tan ampliamente con el test ELISA.

Algunos gatos puede permanecer asintomáticos durante años, y la frecuencia y gravedad de los síntomas cuando se presenten es muy variable. Aunque algunos desarrollan rápidamente graves enfermedades, otros pueden vivir con muy buena calidad de vida durante meses o años con el cuidado y los tratamientos sintomáticos adecuados. Algunos de los trastornos más comunes son:
  •          Fiebre, letargo, inapetencia, pérdida de peso.
  •          Infecciones oportunistas víricas, bacterianas y parasitarias.
  •          Enfermedades de la sangre (anemias)
  •          Linfomas y leucemia
  •          Enfermedades dentales y bucales (gingivitis, estomatitis...)
  •          Enfermedades oculares (uveitis...)
  •          Trastornos digestivos, respiratorios, renales, neurológicos, reproductivos,                  dermatológicos.

Transmisión


Los gatos infectados con VLFe pueden ser focos de la infección. Los gatos se pueden transmitir el virus entre ellos a través la saliva, el contacto sexual, las mordeduras entre gatos, a través de una caja de arena o un plato de comida usado por un gato infectado (raramente ocurre). Esto quiere decir que un gato positivo en VLFe podrá transmitir el virus a otros gatos por medio de las heridas causadas en peleas, y también compartiendo comida, agua y bandeja sanitaria, o al lamerle en sesiones de aseo mutuo. Dada la fragilidad del virus, es muy poco probable el contagio en clínicas veterinarias, exposiciones, cheniles de guarderías o protectoras, etc., etc. Además la gata puede transmitir el virus a sus cachorros durante la gestación y por medio de la lactancia. El VLFe causa la inmunosupresión en gatos domésticos, y hay también evidencias de la existencia del virus en grandes poblaciones de felinos salvajes (por ejemplo el lince, el guepardo, y el león). Abrumadoras evidencias epidemiológicas sugieren que VLFe no se transmite a los humanos ni a los perros. Esta afirmación se basa en el hecho de que un perro doméstico de cada cinco vive con un gato, aproximadamente, y todos los gatos domésticos viven con humanos y no se conoce ninguna infección. Aproximadamente el 0,5% de los gatos domésticos portan permanentemente el VLFe, aunque muchos más gatos (>35%) tienen anticuerpos IgG específicos lo cual indica que han estado expuestos anteriormente al virus y ha desarrollado inmunidad en lugar de la infección. Los gatitos pueden nacer con el virus, habiéndolo contraído de su madre en el útero. La incidencia de la infección es mucho mayor en los gatos de ciudad, callejeros o mascotas, que en los gatos rurales. En general existe una prevalencia inversamente proporcional a la edad: a mayor edad, menor riesgo de contagio (excepto gatos muy ancianos con otras enfermedades en curso que les debiliten y les hagan susceptibles de contagio).

Tras la exposición al virus, pueden ocurrir tres cosas distintas:
 
Resistencia a la infección: aproximadamente un tercio desarrollarán inmunidad (la posibilidad de que esto ocurra aumenta si son gatos adultos sanos). Pueden tener algún tipo de sintomatología como procesos febriles, inactividad, sueño excesivo… hasta que desarrollen esa inmunidad contra el virus de la leucemia felina. Durante este periodo de expulsión del virus, pueden darse falsos positivos en las analíticas, por lo que deben repetirse entre 2/3 meses después de la primera prueba, para descartar la presencia del virus y verificar la inmunidad y expulsión del mismo de nuestro gato. 
Infección regresiva: otro tercio de los gatos que estuvieran en contacto con el virus de la leucemia la eliminarán de su sangre y saliva, pero el virus quedará latente en su médula ósea u otros órganos. Este estado de latencia del virus no se detecta con los test habituales pero existen pruebas veterinarias específicas que lo comprueban. Si el virus se queda latente, puede reactivarse aprovechando un momento de enfermedad y debilidad de nuestro gato. Pero lo más habitual es que jamás dé ningún síntoma durante la vida de nuestro gato o incluso, lo elimine al paso de unos años.
Infección progresiva: otro tercio de los gatos expuestos al virus de la leucemia felina quedarán infectados de por vida. La sintomatología es similar a la sufrida durante la resistencia a la infección pero, en este caso, la repetición de las pruebas analíticas confirmará que el virus ha quedado instalado en nuestro gato (procesos febriles, inactividad, sueño excesivo…). Según estudios, los gatos estarán asintomáticos de entre 2 a 4 años, siendo susceptibles de contagio de otras enfermedades relacionadas con la leucemia felina tras ese tiempo. Sin embargo, la experiencia de particulares con gatos positivos hace que muchos de ellos, viviendo felices en un hogar, sean las “excepciones” a esta norma estadística.

Existe una vacuna contra el virus de la leucemia felina para proteger aún más a nuestros gatos negativos, sobre todo si van a tener contacto con el exterior o con otros gatos que así lo tengan.
 

Clínica 
La infección evoluciona pasando por varias etapas: Desde el contagio, puede pasar desapercibida o ser asintomáticaUna vez se activa la leucemia, tiene un desarrollo particular según distintos factores individuales de cada gato (descritos en éste y otros apartados del presente artículo):
 
  • Al inicio, generalmente cursa con linfadenopatía generalizada, fiebre ligera, anemia, leucopenia y trombocitopenia e infecciones secundarias frecuentes.
  • Posteriormente, hay un desarrollo de diferentes cuadros sintomatológicos según los órganos que se vean afectados.
  • En la etapa final de la enfermedad, cursará con enfermedades asociadas a la inmunosupresión y a procesos inmunomediados (anemia, poliartritis, oculopatías, neuropatías...)
El lapso de tiempo entre la activación de la primera fase y la terminal, tras un periodo variable de inactivación, puede variar desde meses hasta 5 años o más. Tanto el curso de la etapa de latencia como de la de la activación, depende de varios factores: edad y salud del gato en el momento de la infección, salud actual del gato, posibilidad de exposición a infecciones, etc.


Prevención

Existen vacunas para la prevención del VLFe. Como sucede con todas las vacunas, su eficacia no se puede asegurar al 100%, por lo que los veterinarios no suelen recomendar la convivencia entre gatos positivos y gatos negativos, aunque estos estén vacunados y la vacuna proteja con garantía a un porcentaje muy alto de gatos. La mayoría de los veterinarios recomienda también vacunar contra el VLFe a todos los gatos, especialmente aquellos que tienen acceso al exterior, pero también a los que no salen de casa.

¿Qué ocurre cuando un gato negativo entra en contacto con el virus?

Si el gato no está vacunado y entra en contacto con el virus de la leucemia felina, no siempre quedará infectado. Como ocurre con cualquier otro virus, el organismo puede reaccionar y evitar la infección o no tener éxito y contraerla, dependiendo de factores tales como el estado del sistema inmunológico, la edad del gato, la cepa del virus o la severidad de la exposición. La infección ocurre con mayor frecuencia en gatitos muy jóvenes o muy mayores, o en gatos de cualquier edad con las defensas debilitadas por enfermedad, medicación o estrés. Los gatos adultos con un sistema inmunológico saludable son los más resistentes al virus. El tratamiento fundamental es la prevención: buena alimentación, calendario de vacunación y desparasitación al día, prevenirle de la exposición a otras enfermedades, evitarle situaciones de estrés.

Tratamientos

Lo esencial para cuidar a un gato positivo en el VLFe es protegerle de la exposición a otras enfermedades, asegurar una buena nutrición, vacunarle regularmente contra otras enfermedades, evitar situaciones de estrés, controlar los parásitos internos y externos y el tratamiento temprano de cualquier síntoma que aparezca. Aunque no existen tratamientos específicos para la leucemia felina, algunos medicamentos, como el interferón y otros inmunoestimulantes pueden ser de utilidad para mantener el sistema inmunológico del gato en buen estado. El veterinario indicará los tratamientos apropiados para los distintos síntomas y enfermedades que puedan presentarse. No existe un tratamiento con medicamentos específico para la leucemia felina. Existen distintas posibilidades: antibióticos de amplio espectro contra infecciones secundarias, análogos de los nucleótidos para interferir en la replicación del virus, quimioterapia contra los linfomas (interferón, ciclofosfamida, vincristina, prednisolona), irradiaciones, transfusiones y transplante de médula ósea… siendo siempre nuestro veterinario el que, conociendo la historia y a nuestro gato, indicará las pautas a seguir con él.

Convivir con un gato positivo en el VLFe

Los gatos positivos en el virus de la leucemia felina pueden vivir entre varios meses y varios años. Aunque hace años se recomendaba la eutanasia para los gatos positivos, no hay ninguna razón para hacerlo cuando estos gatos pueden vivir largos periodos de tiempo sin presentar ningún síntoma. La adecuada colaboración de dueños y veterinarios puede también ayudar a mantener una buena calidad de vida cuando comiencen a presentarse problemas. Hay que tener en cuenta, no obstante, que no es conveniente que convivan con gatos negativos y tampoco que tengan libre acceso al exterior. La única razón de estas recomendaciones no es evitar la transmisión del virus, sino también prevenir el peligro de que contraigan enfermedades o parásitos que comprometan su delicada situación. Tras décadas de investigación, no se ha encontrado evidencia de que el virus de la leucemia felina pueda transmitirse a especies no felinas, como los humanos o los perros. No obstante, se recomienda que los gatos positivos no convivan con personas con problemas inmunológicos, como es el caso de portadores del virus del SIDA. 

Comparación con el VIF

El virus de la inmunodeficiencia felina y el VLFe son de misma familia, y a veces se confunden. Sin embargo, ambos virus se diferencian en muchos aspectos. Sus formas son muy diferentes: el VLFe es más circular, mientras que el VIF es alargado. Los dos virus son también bastante diferentes genéticamente, y sus capas de proteínas difieren en tamaño y composición. Aunque muchas de las enfermedades causadas por el VLFe y VIF son similares, las formas específicas en las que son causadas también difieren. Además mientras que el virus de la leucemia felina generalmente causa una enfermedad sintomática en un gato infectado, el gato infectado por VIF puede permanecer completamente asintomático toda su vida.



Enfermedades frecuentemente asociadas a la leucemia felina


Una vez se activa la leucemia felina (bien gatos portadores que la tenían latente y que debido a una situación de inmunodepresión o estrés la han desarrollado o bien gatos infectados tras pasar el periodo asintomático de la enfermedad) hay gran variabilidad de síntomas y gravedad de los mismos.Una vez en este punto de la enfermedad, algunos de los síntomas más frecuentes son fiebre, anemia, inmunodepresión, letargo, inapetencia o pérdida de peso. Los trastornos más comunes son:
 
  • Neoplasias: linfosarcomas, leucemia linfocítica, enfermedades mieloproriferativas 
  • Mielosupresión: anemia, trombocitopenia, granulocitopenia
  • Inmunosupresión: Linfopenia, linfocitos anormales, reactivación de la infección latente.
  • Problemas diversos: digestivos, respiratorios, renales, neurológicos, reproductivos, dermatológicos y enfermedades hematológicas (anemias), neoplásicas (linfomas), dentales (gingivitis), oculares (retinopatías), de origen hereditario (retraso del crecimiento, debilidad), etc.
La esperanza de vida va desde meses hasta años tras el contagio y no inmunización contra la enfermedad. Depende de la edad en el momento del contagio (cuanto más pequeños o más ancianos sean los gatos, peor pronóstico) y de los cuidados, prevención y tratamiento que desde el hogar, reciba el gato. en general, podríamos decir que iría desde el extremo peor de unos meses (por ejemplo un gatito contagiado de pocos meses) a la experiencia real de muchas personas que tienen uno o varios gatos positivos adoptados que viven tanto y tan bien como un gato negativo, pasando por la estadística teórica de unos 5 años de vida tras la activación de la enfermedad (cuyo periodo asintomático depende de todo lo comentado antes: edad y hogar). 


Profilaxis


Aunque gracias a la prevención y fragilidad del virus (vacunas, higiene, rápida desactivación del virus al liberarse) es factible la convivencia entre gatos negativos y positivos a leucemia, no es recomendable, tanto por prevenir al negativo del pequeño porcentaje de contagio de leucemia, como por prevenir al positivo de leucemia de las enfermedades y parásitos que el negativo pudiera transmitirle. La adopción ideal de estos gatos sería ser adoptados ellos solos o, en todo caso, con otros gatos positivos a leucemia. Para evitar la transmisión de la leucemia a otros gatos y proteger a nuestro gato positivo de factores de riesgo, debemos no dejarlos salir al exterior (si tuvieran la posibilidad de hacerlo, castrarlos es una buena medida para evitar esa necesidad de salir), controlar el contacto con otros gatos (visitas familiares, etc) y, si quisiéramos adoptar un nuevo gato en la familia junto con el/los que ya tenemos, debemos confirmar que ni nuestro gato, ni el que deseamos adoptar sea positivo para evitar riesgos innecesarios para unos y otros.
Debemos acudir a nuestro veterinario en la habitual revisión anual y siempre que veamos algún tipo de cambio o desmejoría en nuestro gato.

Hace años incluso una minoría de personas a día de hoy, creen en la eutanasia como única posibilidad de estos gatos positivos. Sin embargo, gracias a los avances veterinarios y a la experiencia de muchas personas, podemos decir que estos gatos quieren y pueden tener, una vida tan feliz como la de cualquier otro gato. Si nos preocupa la esperanza de vida, ni positivos ni negativos tienen un “papel” bajo la patita que certifique “cuánto” va a vivir. Sólo debería preocuparnos el “cómo” y estos gatos, en los refugios de animales abandonados, son los grandes olvidados, son aquellos que sufren aislados normalmente de sus compañeros, mientras ven cómo nadie pregunta por ellos.

Ser positivo no significa ser transparente o invisible. No significa haber perdido el derecho a encontrar un hogar, a ser feliz. De nosotros, los humanos, depende informarnos bien y mirar a través de esos ojos que piden que les llevemos con nosotros a casa, de esos gatos que necesitan ser adoptados tanto o más que los negativos, de esos gatos a los que muy poca gente quiere mirar.
 

jueves, 19 de marzo de 2015

Gatos y catnip

El catnip es una hierba perenne conocida por su capacidad para “drogar” a los gatos. Originario de Europa y Asia, el catnip se ha aclimatado en América del Norte y Canadá, después de haber sido introducido por los colonos en la década de 1600. Hay aproximadamente 250 especies de catnip. También se puede conocer por el nombre de hierba gatera. Las investigaciones muestran que los gatos, tanto grandes como pequeños, adoran esta hierba. Pero, ¿por qué les gusta tanto el catnip? Catnip es el nombre común para una hierba de la famililla de la menta.  Pertenece a un género de plantas labiadas conocidas como Nepeta que tienen el poder de estimular los receptores de las feromonas de los gatos. Es de origen Asiático. Los romanos la utilizaron para cocinar y con fines curativos (nerviosismo, fiebres, problemas gastrointestinales).
Es un producto totalmente seguro para los gatos, algunos lo definen como “adictivo” yo creo que el gato que lo usa disfruta mucho de él sin llegar a crear una dependencia ni adicción siempre que no se abuse de este. El catnip contiene aceites, esteroles, ácidos y taninos volátiles. Los componentes químicos específicos incluyen la nepetalactona, el ácido nepetálico, el limoneno, el geraniol, la citronela y el ácido valeriánico, entre otros. Aún se desconoce el efecto exacto del catnip en el cerebro del gato pero se sabe que no todos los gatos experimentan este efecto, hay un porcentaje de gatos a los cuales el catnip no les causa reacción alguna. Los gatos menores de 3 meses tampoco reaccionan al catnip. El catnip causa una reacción increíble en los gatos inundando todos sus sentidos, haciendo “explotar” sus emociones. El gato primero se acercara con cuidado para investigar de qué se trata. Luego, lo olerá suavemente y después de manera intensa. Sobara todo su cuerpo sobre la hierba, la masticara. Puede correr, patalear, sobarse, revolcarse y estar muy excitado por unos minutos. Luego el efecto desaparece pudiendo volver a repetirse después de dos horas. Se puede encontrar catnip fresco (se puede tener en macetas es fácil de cultivar), seco (viene dentro de muchos juguetes), en pastillas y hasta en sprays. Es muy divertido, para el gato y para sus dueños experimentar con el catnip. Gatos grandes como los tigres también pueden reaccionar con la hierba o menta gatuna. Los gatitos muy jóvenes y gatos más viejos parecen tener poca reacción a catnip.

Variedades de Catnip
Algunas de las variedades más fácilmente disponibles en cualquier tienda de animales son:
  • Común (Nepeta cataria): Flores blancas, crece hasta 1 metro. Esta es la variedad que los gatos más disfrutan.
  • Alcanfor (Nepeta camphorata): Flores blancas con puntos morados, crece hasta 50 cm. Aroma de alcanfor.
  • Griega (Nepeta parnassica): Flores blancas y de color rosa pálido, crece hasta 50 cm.
  • Limón (Nepeta cataria citriodora): Flores blancas, con motas púrpuras, que crece hasta casi 1 metro. Las hojas tienen un aroma a limón.
  • Catmint (Nepeta mussinii): Flores de color púrpura. Esta planta tiene hojas verdes/grises más bien pequeñas. Crece hasta 40 cm de alto.


Efectos del Catnip
Aproximadamente la mitad de los gatos hereda una gran sensibilidad a la hierba. Pero tú no sabrás si tu gatito es uno de ellos hasta que no tenga entre 3 y 6 meses. Cuando un gato se encuentra con catnip, por lo general lo huele, se frota contra él, lo lame y finalmente se lo come. El atractivo del catnip está en su aceite volátil, específicamente en un producto químico de su aceite, la nepetalactona. Se encuentra en las hojas del catnip, en los tallos y en las semillas, y los gatos susceptibles sólo necesitan uno o dos olfateos de este aceite maravilloso antes de acabar lamiéndolo, mordiéndolo, y rodando con todo su cuerpo sobre él con gran felicidad. Se cree que los gatos comen el catnip para herir a la hierba y liberar de este modo más de nepetalactona. Aunque intensa, la felicidad es por lo general de corta duración, de unos 5 a 10 minutos para la mayoría de los gatos. Para algunos, la euforia se traduce en alegría agresiva. Al mismo tiempo, hace que otros se muestren apacibles y tranquilos. Pero no importa la reacción que tenga tu gato, una vez que el placer pasa, alrededor de dos horas después tu gatito responderá de nuevo ante el catnip. Hay quien dice que los efectos del catnip son similares al LSD, mientras que otros dicen que son más similares a la marihuana.

Catnip: Juego y Formación
Puesto que los gatos responden al catnip una y otra vez, la hierba puede ser de gran ayuda para su entrenamiento.
¿Quieres evitar que tu gato arañe los muebles? Frota un poste rascador con catnip para hacerlo más atractivo. ¿Has comprado una nueva cama para tu gato? Espolvorea un poco de la hierba sobre ella para hacerla más atractiva a tu amigo felino.
También puedes proporcionar entretenimiento para tu gato de interior mediante la creación de juguetes de catnip. Espolvorea un poco de la hierba en un calcetín viejo y haz un nudo en la parte superior. O pon un gran pellizco de la hierba en una pequeña bolsa de papel y aplastar la bolsa formando una bola. También se venden juguetes comerciales con este tipo de hierba, como los ratones rellenos de catnip. La intensidad de la respuesta del gatito a los juguetes y al entrenamiento se ve afectada por el tipo de catnip que se utilice. Aunque la mayoría de los gatos disfrutan de la hierba tanto seca como fresca, están generalmente menos interesados en los aerosoles de catnip, que generalmente no contienen suficiente nepetalactona para atraer a la mayoría de los felinos. Afortunadamente para el gatito, el catnip, que no es adictivo y es seguro para comer, es fácil de cultivar en una espacio soleado. Puedes plantarlo en una maceta y hacerlo crecer cerca de una ventana soleada. La potencia de la hierba gatera no dura para siempre, ya que los aceites esenciales se disipan rápidamente. Así que si compras el catnip seco para tu amigo felino, almacena lo que no utilices en el congelador o en un recipiente hermético.

No a todos los gatos les produce el mismo efecto y a varios gatos, directamente, parece no causarles ninguna reacción. Lee estos consejos para asegurarse de que tu gato está sacando el máximo provecho de su incursión en el Catnip:
• La calidad y la frescura de la hierba gatera tienen mucho que ver con la intensidad de la experiencia que sentirá tu gato, dice Leon Seidman, fundador de Cosmic Productos para Mascotas. El Catnip de baja calidad se compone principalmente de semillas y tallos que pueden no tener suficiente nepetalactone para estimular un gato. Si tu gato no reacciona ante un juguete relleno con hierba gatera, puede ser porque contiene hierba vieja o tan poco que el gato no puede detectarla.
• Hay que tener en cuenta que el efecto del Catnip suele durar de 5 a 10 minutos, después de el gato pierde interés. Ofreciendo más Catnip no se consigue que vuelva a hacer el mismo efecto, hay que esperar al menos 1 hora para que el gato se vuelva susceptible nuevamente. Otro punto a tener en cuenta es que efecto del Canip puede desaparecer si se expone demasiado a menudo.
• La potencia de la hierba gatera se desvanece con el tiempo, así que, si la compras, que mejor sea en pequeñas cantidades. El Catnip también pierde fuerza cuando se expone al aire y la luz; conviene mantenerlo fresco mediante el almacenamiento en la nevera o en un recipiente hermético. Si prefieres usar los juguetes rellenos de Catnip, puede actualizarlos rociandos Catnip sobre ellos. En las tiendas para mascotas suelen vender Catnip en muchas formas, por ejemplo, la hierba pura envasada, dentro de juguetes, como aceite esencial (no es para beber, es para rociar objetos) o en spray.
• La hierba gatera orgánica es libre de pesticidas, es una buena opción para aquellos gatos que les gusta mordisquearla. Y si tienes un espacio apropiado la puedes cultivar. Por ejemplo, un paquete de 2 dólares de semillas producirá suficientes plantas para mantener un gato entretenido todo el verano.




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